jueves, 5 de noviembre de 2009

Las grietas de Jara / Claudia

Novela. De Claudia Piñeiro. Alfaguara. 2009

Mi admiración por esta autora es de público conocimiento. El amor verdadero se basa en ser capaz de ver defectos y virtudes, aciertos y desaciertos. Más amor aún es poder decirlos. Alguna vez escuché que el amor verdadero consistía en aprender a amar los equívocos del otro, sus partes más oscuras.
En virtud de ese amor literario que me une a ella, es que escribo estas líneas sobre Las grietas de Jara.

Pablo Simó es el típico personaje oprimido que persigue una libertad inalcanzable. Jara, un viejo zorro, que le enseña sin saber, las picardías de la vida. Gracias a ellas, Simó cambia de rumbo.
La novela está lograda como todas las demás de Piñeiro. Una muerte plantea una intriga inicial que va aumentando con el pasar de las páginas, de modo que uno quiera seguir leyendo. Pero esta vez, si bien las páginas me tiraban de los ojos, no sentí la sed de Elena sabe. Tropecé, sobre todo al final, con algunos lugares comunes. El cambio de look de Pablo Simó, los enredos sacándose fotos con Leonor, la esposa de Pablo una loca desquiciada, etc.
Y lo más decepcionante, un final imaginado diez o quince páginas antes. Debe ser que Claudia me tenía acostumbrada a estrellarme en la última página.

Pero como decía al comienzo, el amor es descubrir blancos, negros y grises. Un hallazgo de esta novela, muy bien logrado por cierto, son las conversaciones imaginarias con Barletta. Esos diálogos interiores que todos tenemos con diferentes personajes de nuestra existencia, están maravillosamente logrados en muchos pasajes de la travesía de Simó.

Les regalo algunas palabras de la novela que vienen a cuento:

“…Porque si uno no sabe qué es el amor, ¿qué más preguntas quedan por hacerse? Tampoco sabe, pero hay algo de lo que Pablo sí está seguro: que nadie, casado, soltero, hombre, mujer, joven o viejo, se atreve a dudar -como hoy lo hace él- de que el amor exista.”

Léanla, vale la pena.

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