Editorial Catálogos. Año 2007
Persiguiendo el hilo de los verbos, no por casualidad, escribo sobre Apostar. Campo en el que “intentar” resultaría una suerte de apuesta a medias. En el caso de que “apostar a medias” fuera posible. Creo entender que para Hugo Levin no lo es.
Apostar en el título fue una grata invitación a aventurar que los veintitres pesos que pagaría, multiplicarían su valor en los contenidos que hallaría al recorrer sus páginas. No me equivoqué.
Con un discurrir de frases simples, el autor opone apuesta a certeza, y asegura que donde no hay apuesta, hay certeza.
Antes de ello, anuncia que la escritura es un modo de dar testimonio, en el que se produce un destiempo. Si en la transmisión oral hay coincidencia de momentos, la escritura introduce tiempos desencontrados en los que se producen efectos, también de transmisión. Qué sería este escrito sino exactamente uno de esos efectos.
Se sumerge en la temporalidad de la clínica psicoanalítica. En todo acto como apuesta hay una temporalidad, que en el instante del acto se convierte en precipitación, la urgencia por concluir.
Siguen a la temporalidad, apuestas y deseo del analista. El no saber es la estructura básica de la apuesta. Ese es el punto de partida que le permite afirmar que donde falte el no saber, sería esperable encontrarse con cierto saber, que no puede ser otra cosa que certeza; y que como tal imposibilitaría cualquier apuesta.
Más tarde, al ocuparse del lugar del analista en esta encrucijada apuesta – certeza, aporta una definición de analista tan interesante como sencilla: “…no es él quien juega sino el que hace que juegue el otro…”
Apostar en el título fue una grata invitación a aventurar que los veintitres pesos que pagaría, multiplicarían su valor en los contenidos que hallaría al recorrer sus páginas. No me equivoqué.
Con un discurrir de frases simples, el autor opone apuesta a certeza, y asegura que donde no hay apuesta, hay certeza.
Antes de ello, anuncia que la escritura es un modo de dar testimonio, en el que se produce un destiempo. Si en la transmisión oral hay coincidencia de momentos, la escritura introduce tiempos desencontrados en los que se producen efectos, también de transmisión. Qué sería este escrito sino exactamente uno de esos efectos.
Se sumerge en la temporalidad de la clínica psicoanalítica. En todo acto como apuesta hay una temporalidad, que en el instante del acto se convierte en precipitación, la urgencia por concluir.
Siguen a la temporalidad, apuestas y deseo del analista. El no saber es la estructura básica de la apuesta. Ese es el punto de partida que le permite afirmar que donde falte el no saber, sería esperable encontrarse con cierto saber, que no puede ser otra cosa que certeza; y que como tal imposibilitaría cualquier apuesta.
Más tarde, al ocuparse del lugar del analista en esta encrucijada apuesta – certeza, aporta una definición de analista tan interesante como sencilla: “…no es él quien juega sino el que hace que juegue el otro…”
6 comentarios:
"Apuesto" a que trascendés.
Es más, tengo la "Certeza".
Bueno, como verás...se puede con uno y con otro ¿o esto será vaticinio?
De igual manera también es "halago" ¿o no cuenta?
Cariños,
Viviana
¡Me pongo colorada!
Bueno, si apostamos a trascender, vos deberías publicar un libro con tus cuentos. O ya lo has hecho?
Gracias por leerme.
Querida Natalia, esto es un comentario demanda/reclamo ¿por qué tan desaparecida?
Extraño tus buenas notas, los temas que me sacuden y obligan a decir (aunque lo mio no sea del profesionalismo que merece la página, digo) te extraño (bis)
Aparece.
Vivi
Viviana,
Tu reclamo refuerza mi compromiso con este espacio tan querido para mi.
Tuve una semana movidita. No es que me haya alejado de la escritura, es que estuve dandole forma a un artículo que quisiera publicar en una revista de psicoanálisis, pero aún no tuve respuesta. Además algunas situaciones graves de ciertos pacientes atrajeron casi la totalidad de mi tiempo y energías.
Tu comentario me sirvió para relanzar el proceso por el cual algunas situaciones cotidianas se convierten en escrito. En breve las volcaré a las letras.
Saludos,
Natalia
El dolor que refieres lo entiendo bien. Puedo relacionarlo con el momento en que perdí a un joven alumno. Pese al shock, y por motivos que se pueden leer en lo no dicho, entendí la importacia de la escritura y reescritura en la que el psicoan{aliisis toma parte.
Me gusta tu blog y en mi sitio he tomado frases del libro que reseñaste de Marguerite Duras, para pensar la escritura.
Es cierto. Debe ser similar.
Cosas de la vida que nos obligan a pensar.
Tal vez en el fondo nos hagan más sabios, o más concientes de la ignorancia. No sé.
Gracias por visitar mis escritos. Yo también anduve por los tuyos.
Saludos.
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